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¿Qué es COSMETICOREXIA?

Se trata de un comportamiento compulsivo de compra y de aplicación de cosméticos, especialmente con activos dirigidos al envejecimiento de la piel. Se trata de una nueva alteración de la conducta y lo más trágico es que está afectando de un modo alarmante a edades infantiles de 8 a 13 años COSMETICOREXIA INFANTIL. La cosmeticorexia se suma a otros trastornos como la anorexia, vigorexia, tanorexia, etc... La moda del "skincare" o cuidado de la piel, ha irrumpido en las aulas de los más pequeños y se organizan cumpleaños con sesiones de belleza, donde las pequeñas se aplican cosméticos de adultos, que nada tienen que ver con aquellos maletines de juguete de la señorita Pepis. Solicitan a sus padres todo tipo de cosmética tanto antienvejecimiento como rubor, pestañas, ojeras, uñas, etc... Los papás "amiguis y coleguitas" se han convertido en los financiadores de este despropósito, abriendo camino a un peligroso juego, que más pronto que tarde se convertirá en una enfermedad obsesiva por la que tendrán que pagar serias consecuencias. Pequeñas que con el concurso paterno y en demasiados casos de docente, tratan de saltarse de un golpe el paso de la infancia a la pubertad. Pieles sanas, frescas e inocentes que comienzan a sentir el deterioro que marca el mercado más voraz, el de la cosmetología. Un campo virgen, inexplorado, porque aunque maquillados siguen teniendo una mentalidad infantil, que muchos depravados aprovechan sin escrúpulos para poder vender, conquistar nichos de mercado que nunca pudieron sospechar. La Industria cosmetológica con su inacabable red comercial, ha detectado un hueco que debería llenarse con juegos, con principios, con valores, robando la infancia a los niños, para llenarla con sus fantasías tóxicas, haciéndoles creer en una belleza sintética, que supla su frágil autoestima. Hablaremos del desastre que causa la aplicación de estos cosméticos en una piel infantil, de las consecuencias a corto y largo plazo a nivel mental y físico. Daños que pueden llegar a ser irreversibles. Los adultos como responsables de nuestros niños, debemos poner freno y medidas urgentes para parar este desatino. C.Plaza